Y que valiente es aquel que las cura,
que las acaricia,
que las sangra una y otra vez.
Que tengo el alma llena de tiritas
y que guardo tu recuerdo como el tesoro más valioso.
Que quizá no merezca ser parte de ese desastre al que llamas vivir,
pero que quisiera poder estar a tu lado cuando nada tenga sentido.
Sabes que tengo la manía de complicarlo todo
y que el miedo no se oculta en mis ojos.
Pero valiente también es aquel que te enseña a querer tus cicatrices,
que convierte tu infierno en vida,
y te saca a bailar,
y te guía,
y entonces, llego yo y tropiezo.
Qué torpe, ¿no crees? Entonces solo necesitaba que estuvieses ahí para agarrarme del brazo y subirme hacia arriba, solo necesitaba que me abrazaras fuerte, y me sintiera en casa, entre tus brazos. Porque después de todo, es el mejor lugar en el que puedo estar.
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